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Hoy no os voy a hablar de ningún producto en concreto, pero sí os voy a plantear varias cuestiones sobre las que creo que deberíamos reflexionar a la hora de decidir si un producto es o no low cost, y me da la sensación de que me voy a meter en un jardín, a ver qué sale de esto.
¿Qué significa que un producto sea low cost?
En principio, low cost se traduce por bajo coste, barato, pero el inglés impera y nos parece que algo de bajo precio tiene más caché y merece más respeto si le llamamos low cost en vez de decir que es barato porque, no nos engañemos, la asociación mental "caro =bueno versus barato = malo" sigue vigente en nuestros esquemas mentales; aunque, afortunadamente, cada vez somos más críticas, y vamos clasificando las cosas de otra forma.
Tocamos este tema en este post, y en este otro.
También hay que tener en cuenta que los productos low cost de hoy no tienen nada que ver con los de hace 5 o 10 años, por ejemplo. De hecho, su cambio en calidades y oferta han obligado al resto del mercado a ponerse las pilas y ofrecer productos más competitivos si quieren seguir en el juego.
Desde mi punto de vista, el determinar si un producto cumple o no con la etiqueta low cost debe avenirse a ciestas condiciones, y no todos los precios son lo que parece, y las categorías se mezclan más de lo que nos creemos.
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El gran marcador: El precio.
Para cada producto, hay un margen a partir del cuál consideramos si entra en categoría de low cost, precio medio, o high end (alta gama de toda la vida) Sin embargo, esa línea no es la misma para todo el mundo.
Mientras que para algunas personas una sombra de ojos de 5€ o 7€ está en su cajita de low cost, para mí, si pasa de 2.5-3€ a lo mejor ya no lo es, si me agarro sólo al precio. Luego veremos que esto tiene más chicha de la que parece.El precio es una cuestión relativa.
Si nos ceñimos a lo que nos cuesta el producto, a cuánto nos cobran por él al pasar por caja, la fórmula para conocer el valor económico que realmente tiene un producto se basa en multiplicar y en dividir. Me explico:
Multiplicar:
Si yo considero que una paleta que contiene 10 sombras y cuesta 50€ es cara, no puedo decir que una sombra de cueste 5€ sea low cost; porque, si yo comprara 10 sombras de ese precio, sería el equivalente a esa paleta que se sale de mi presupuesto, o de mi clasificación low cost; al menos, en base al precio como baremo.
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Si tenemos en cuenta que cada Lippie Stix contiene un gramo de producto, y cuesta 5$; mientras que un labial, por término medio, tiene 4 gramos de producto, al echar cuentas, el precio real de un Lippie Stix, si tuviera un tamaño de venta similar al de la mayoría de los labiales del mercado, su precio sería de 20$, unos 18€ al cambio.
Para mí, un labial de 18€ no es, precisamente, low cost.
Dividir:
Luego está la otra trampa, el no tener en cuenta las cantidades de producto de un envase a la hora de compararlo con otro.
Siguiendo con las sombras, no es lo mismo una sombra de 1 gramo de producto, que una de 3 gramos.
Del orden de 1 gramo, o poco más, tienen las de Coastal Scents, las de Sleek (que de un temita sobre ellas os hablé hace nada), las de Mac, ... No es lo mismo pagar 1€ que 18€ por la misma cantidad de producto.
Para saber si una sombra, o cualquier producto, economicamente hablando, es low cost, hay que sacar el precio medio por gramo de producto.
Las sombras de Inglot, por ejemplo, tienen de 2,5 a 3,5 gramos. Vamos a quedarnos en la media, 3 gramos. Para vuestra orientación, la mayoría de las sombras de 3,6 cm de diámero tienen unos 2,5 gramos de producto (Essence, Kiko, Accesorize, Flormar,...), pero la forma no es determinante. Las de Catrice cuadraditas suelen tener 3 gramos, y son bastante más pequeñitas en apariencia, Mirad las etiquetas.
Una sombra de Inglot, hasta donde recuerdo, porque hace eones que no compro ninguna, costaba unos 7€. Recordemos que, para mí, a partir de 3€ ya no era low cost en el ejemplo, si me baso sólo en el precio. Sin embargo, si echo cuentas, el gramo de producto me sale a 2,3€; por lo tanto, pese a pasarse del precio límite por unidad, sigue en la categoría low cost, si hablamos de precio por cantidad mínima de producto.
Volvemos a la necesidad de la comparativa, para desmitificar el precio de productos de alta gama, o de coste más elevado que la media, que no son tan caros como parece.
Aquí voy a recurrir a dos correctores que me encantan: el Instant Conceler de Clarins, y elCorrector Fluido Dress Me Perfect de Deborah Milano.
El de Clarins es notablemente más caro que el segundo, ya que cuesta 26,50€ en su web oficial, aunque podemos encontrarlo más barato en otras perfumerías online, a unos 17,10€.
El de Deborah Milano ronda los 8€.
Vamos a quedarnos con el precio más económico que hemos encontrado del de Clarins, 17€, y con el de Deborah Milano, 8€. A primera vista, el de Clarins cuesta el doble que el de Deborah Milano, fin.
Pues no.
El de Clarins contiene 15 ml, así que sale a poco más de 1€ el ml.
El de Deborah Milano contiene 6 ml, así que, ¡oh, sorpresa! ¡los dos son low cost! Es más, si nos ponemos muy puntillosas, hasta es ínfimamente más costoso el segundo que el primero.
Repito: echad cuentas, mirad cantidades, sacad el precio mínimo por gramo, que os váis a llevar sorpresas.
Pero hay otras cuestiones a tener en cuenta, como calidades, uso que le vamos a dar al producto, textura y formato, confianza en la marca,...y seguro que a vosotras se os ocurre alguno más.
No todo lo barato es low cost, porque, a veces, lo barato sale caro simplemente por tener una calidad tan pésima que su uso se convierte en un fracaso, o en un sufrimiento.
Por ejemplo; las sombras de Essence son una lotería, lo mismo salen estupendas, que son una castaña pilonga, pero es más frecuente lo segundo. Con las de Inglot, no puedo decir lo mismo, ni con las de Colourpop, y eso que ninguna de las dos, si me baso en el precio por producto final está en categoría low cost, pero si recurro al precio por gramo, sí (las de Colourpop tienen 2 gramos de producto, y si me baso en la calidad, en el rendimiento que me dan, el acabado, y las comparo con otras de precio mucho mayor que me ofrecen lo mismo, sí son low cost.
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No entro ya en formulaciones, porque esto se haría muy farragoso, pero también es una cuestión importante, sobre todo, si hablamos de tratamiento y de ciertas necesidades de la piel de cada cual.
También hay formatos que no tienen sentido.
Por ejemplo, packagings tan rebuscados como poco prácticos que hacen inviable el total aprovechamiento del producto y, por lo tanto lo encarecen.
¿No habéis tenido nunca que recortar un envase, a riesgo de vuestra propia integridad física, cuando creíais que ya se os había terminado el producto, y os habéis encontrado con que quedaba la mitad?
¿Y cuántas veces, precisamente por tener que sacarlo del envase original y tener una textura delicada se os ha estropeado antes de su total aprovechamiento?
A eso me refiero.
En otras ocasiones, el problema viene por el formato en combinación con la textura. No es lo mismo 10 gramos de producto en polvo prensado, que 10 gramos de producto en crema; por ejemplo, un colorete.
Hay que ser conscientes de que las texturas cremosas caducan antes, y de que los formatos grandes, a no ser que los uses mucho, no los vas a poder gastar antes de que se te estropee. Recuerda: el producto que tiras, también lo pagaste en su día.
Luego ya está el tema de la exclusividad del producto, del capricho, de la marca, y de mil variantes más. La subjetividad cuenta mucho a la hora de darle un valor final al producto, más allá de reglas de 3, divisiones, multiplicaciones, y comparativas.
El post de hoy no trata de dar una clase de economía, ni de deciros lo que tenéis que comprar o no, que yo tampoco soy ejemplo en ese senido, ni pretendo serlo, sólo de analizar por o que estamos pagando de verdad, que creéis vuestros propios baremos, y vayáis con más información a la hora de valorar qué os interesa o qué no; o, mejor dicho, qué es lo que realmente cuesta lo que compras.
Aparte de todo esto, luego ya está el que te compense o no invertir en un producto o en otro, más allá de tamaño, precio, formato, textura, uso, etc.
Seguro que a vosotras se os ocurren muchos más ejemplos y variables a tener en cuenta, ¿Os animáis a compartirlos?¿Qué necesita un producto para que vosotras lo consideréis low cost, potingueras?