Ante todo, gracias por el recibimiento de esta vieja-nueva sección, y del último-primer post que subí el mes pasado. Si no lo viste, te lo dejo aquí, porque el de hoy viene enlazado con él.
Se nos quedaron cositas en el tintero, y creo que hay que tocarlas, porque, si no, la mesa se nos queda coja de una pata, así, que,..
Empecemos por ahí, ¿qué pasa con los blogs?
Contadme cositas, ¿echáis de menos los blogs?¿Os sentís saturadas de tanta sobreinformación?¿Habéis conectado más con las marcas con esta tendencia o por el contrario evitáis cada vez más este tipo de mensaje y huís de esas publicaciones?¿Atracción o rechazo?¿Rapidez o calma, potingueras?
No es algo nuevo. Desde hace unos años la presencia de los blogs como
prescriptores de belleza (y de otros temas, pero aquí hablamos de belleza normalmente) ha ido bajando exponencialmente en relación inversa a la
crecida de nuevas redes sociales, mucho más rápidas en cuanto a consumo,
y con una tipología de consumo muy diferente. Y, antes de que os echéis
al cuello, recordad que hemos venido a charlar y a leer relajadamente.
A mí me encanta Instagram, pero no soporto Tik Tok.
Lo siento, no me va. Ya en su día fui muy criticada (e incluso apartada
por algunas marcas) por no querer hacerme una cuenta de Twitter (ahora X)
porque, simplemente, no me llamaba la atención. El tiempo, para mí, me
dió la razón: aquello se convirtió en una contienda contínua de todos
contra todos, y, lo siento, no quiero malos rollos gratuitos.
No digo que Tik Tok
sea ni vaya a ser lo mismo. Simplemente, no me llama la atención. Y sí,
sé que ahora mismo prácticamente decir esto es quedarte fuera del
juego. Spoiler: los blogs, la mayoría de ellos, probablemente ya
lo estemos, y no pasa nada. O, mejor dicho, a lo mejor ese juego
asfixiante de ser el que más grita, más rápido, y más extravagante, más
allá de si lo que expones conecta o no contigo, a algunas no nos va. Y
no, tampoco digo que lo haga todo el mundo. Lo que digo es que, ahora
mismo ser un soporte de comunicación está más cerca de Los Juegos del Hambre
que de un prescriptor confiable en muchos casos. Al menos para un
público muy concreto (generalmente, un público muy joven, pero quien de
verdad maneja esos temas no soy yo, es mi amiga Noelia Cano, a.k.a.
Gadirroja -4Ever lo serás, querida) También Viejaylibre (cuenta muy reflexiva que espero que en algún momento vuelva a estar activa haciéndomos darle una vuelta a las cosas)
Y tampoco digo que el blog sea lo mejor y Tik Tok lo peor, no. Creo que podemos convivir en armonía porque cada uno tiene un tipo de demanda y de público. No se trata de eso. Se trata de reivindicar el lugar del blog por el mérito del blog, no echando tierra encima a nadie, porque hay gente muy válida en esas plataformas (me gusten a mí más o menos, o a tí más o más)
Sin embargo, parece ser que, desde un punto de vista comercial, a unos medios se les ensalza a partir de cortarle la cabeza a otros. Matamos mosquitos a cañonazos, y así nos va.
Como blogger de belleza, he tenido la enorme suerte de conocer grandes marcas y estupendos
productos gracias al blog y a ser prescriptora de belleza. Y, por
supuesto, de tratar con excelentes profesionales y mejores personas. A
todos ellos los guardo con cariño y con respeto. Y, por supuesto,
entiendo que las tendencias de mercado cambian y que incluso, a veces,
el tomar ciertas decisiones ni siquiera está en la mano de esas
personas con las que tratas cada día. Es más, muchas veces ni ellas mismas están de acuerdo, pero los que mandan, mandan.
Puedo decir que casi siempre
me he sentido valorada y respetada, he ido a mi ritmo, y he tenido una
buena comunicación con ellos. Al menos en una gran parte del camino (los
inicios fueron algo confusos y yo tampoco hice bien muchas cosas, pero
estábamos todos aprendiendo) Y que, cuando no ha sido así, o he sentido que no encajaba la marca o el producto con el blog o conmigo, o que no podía darle la atención que pedía o merecía, he declinado la colaboración.
No podría estar más agradecida y más tranquila de las colaboraciones
que he tenido, y que, muchas de ellas curiosamente, han ido desvaneciéndose al mismo
ritmo al que yo no podía atender el blog ya en ese papel, con esa
frecuencia, ni con ese ímpetu. Ahora mismo, y desde hace más de un año y
medio, sabéis que dispongo de menos margen de tiempo para dedicarle al
blog, y tal como son las tendencias de mercado en este punto, no sé si podría compaginar el blog con el resto de actividades que llevo a cabo, salvo que lo profesionalizara de verdad y me llevara un agente (esa figura que, cuando empecé, ni existía)
Volviendo a los blogs, el medio escrito,
tiene un público muy concreto. Un público que ha crecido con ellos, con
la opción a consultar ese medio a su ritmo, tantas veces quiera, desde
la posición más reflexiva que te ofrece la lectura frente al visionado
audiovisual, desde la calma. Y ojo, que yo consumo mucho YT e IG, no sólo blogs.
Pero
la calma no interesa salvo que te quiera vender una mascarilla
relajante, un masaje, una terapia, o unas pastillitas para dormir. Si
no, tu calma no me interesa. Me interesa sobreinformarte y que no te dé
tiempo a pensar si quieres o no mi producto ni por qué, siempre que tu
respuesta sea el desembolso económico.
Esa es la forma de funcionar de la publicidad y la comunicación hoy día, que no puedas llegar a activar la reflexión para que te tragues lo que a mí me interesa y saltes en la dirección que yo quiero.
Sin embargo, la calma, señores que ya han llegado a este punto del post ofendidísimos de la vida, es la nueva tendencia.
Se NECESITA silencio, se necesita bajar el ritmo, se necesita tener una
relación más amable con nuestro tiempo y con el aburrimiento que,¡oh,
sorpresa!, también se necesita, por salud mental, y porque sin aburrimiento, sin vacío, ni la reflexión ni la creatividad tienen lugar.
Porque esta
sobreexposición nos está enfermando, y no lo digo yo, lo podéis comprobar
leáis lo que leáis a poco que busquéis información fiable sobre el
tema.
La calma, es una reivindicación.
La calma es un acto de rebeldía.
Y la calma volverá. Y volveremos a leer. y a buscar en nuestros blogs favoritos
recomendaciones, reflexiones, experiencias de personas que son como
nosotras y con las que podemos conectar sin ese filtro de "me cae bien pero sé que en el fondo está vendiendo" que le colgamos por inercia a todos los influencers por sistema (y no siempre es justo) Quizá ese sea el siguiente tema a tratar en el siguiente post de esta serie.
Si no se me ocurre otro o vaya usted a saber. Por qué somos tan
injustas con aquellas personas que se ganan la vida probando productos y
hablando de ellos.
¿Estaré yo por aquí cuando eso suceda? ¿Cuando la calma sea algo más coidiano y los blogs vuelvan a valorarse? No lo sé. No sé lo que va a tardar eso ni en qué andaré yo metida, pero si lo estoy, lo hablaremos.
Un poco largo e intenso, lo sé.
Ya me conocéis un poquito. Tengo cuerda para rato.