Estas últimas semanas he estado probando una mascarilla bastante curiosa que acaba de lanzar The Body Shop al mercado. Se trata de la Drops Of Youth, y viene a complementar la línea antiedad de cosmética facial de la firma.
Drops Of Youth es una mascarilla de aplicación nocturna, ideada para dejarla actuar toda la noche como si fuese nuestro tratamiento facial habitual.
Durante la noche, la piel se repara. El proceso de renovación tiene lugar. Las células más antiguas se desprenden y dan paso a las nuevas.
Por otro lado, el sueño potencia la melatonina, un poderoso antioxidante que contribuye a combatir las manchas de la edad y las líneas de expresión .
Finalmente, en estas horas de sueño se generan hormonas que refuerzan el colágeno, la elasticidad, y la firmeza de la piel.
Se inspira en el hecho de que, a medida que nos vamos haciendo mayores, la piel va perdiendo elasticidad, y tarda más en recuperar su aspecto, mostrando en ocasiones un aspecto poco lozano pese a acabar de levantarnos.
Esta mascarilla tiene una textura elástica con efecto memoria que se adapta a la piel y permite dormir con ella cómodamente.
Su secreto está en las células madre vegetales de Edelweiss, una resistente planta que soporta duras condiciones de vida en su hábitat natural, Los Alpes.
Estas células madre son extraídas cuidadosamente, de forma sostenible, como acostumbra a ser con los productos de The Body Shop.
Se recomienda para todos los tipos de piel, y, sobre todo, para momentos de mayor estrés oxidativo, como pueden ser vuelos de larga distancia (deshidratación), tras baños de sol intensivos, o cuando soportemos bajas temperaturas.
Para una mayor asimilación de sus beneficios, se recomienda seguir la técnica de masaje creada por la Doctora Terry. Hay que repetirla dos veces al aplicar la mascarilla para estimular el sistema linfático, mejorar la circulación, y conseguir mejores resultados.
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Yo he probado esta mascarilla de dos formas, y os cuento mi experiencia con ella.
Tiene una textura que parece gelatina espesa. Nos viene fenomenal la paletina que acompaña al producto para tomarla de su envase y repartirla por el rostro.
Su olor es fresco y herbal, muy agradable, y la sensación sobre la piel es algo fría. Esto es, quizá, lo que menos me ha gustado de probarla, precisamente, en invierno, pero es soportable.
He utilizado la mascarilla Drops Of Youth por la noche, como indica la marca, pero no me ha gustado cómo me sentía la piel. Tarda en asentarse del todo, y el tacto es algo pegajoso. Me da la impresión de que me carga la piel de más, y no me siento cómoda con ella.
Sin embargo, si la uso como cualquier otra mascarilla, y la aplico durante unos 20 minutos con el rostro limpio, y retiro el exceso cuidadosamente con un algodón impregnado en solución micelar, la cosa cambia como de la noche al día.
Pese a que no me esfuerzo en retirarme todo, lo que queda sobre la piel no me resulta tan pegajoso como de la otra forma, y, poco a poco se va asentando, dejando la piel muy luminosa, elástica, y firme. No necesito hidratante después.
Siendo constante en su uso, he notado mayor luminosidad, y, en este aspecto, estoy muy contenta con ella. Si la aplico un par de veces a la semana en la segunda forma que os propongo, la piel mejora mucho; sobre todo, en estos días que hemos tenido de frío.
Drops Of Youth de The Body Shop se comercializa en tarro de cristal de 90 ml de contenido a un precio de 29,50€.
A mi me ha gustado más de lo que esperaba; sobre todo, teniendo en cuenta que la primera forma de aplicación no me convenció.
¿Vosotras la habéis probado?¿Hay algún producto de The Body Shop en vuestra rutina facial?¿Os resulta atractiva Drops Of Youth, potingueras?