Cada vez que hablamos de picores en la cabeza o de caspa, parece que mencionemos algo tabú, y enseguida se oye al fondo de la sala un "uy! yo no, no, no, no!!" Perdona, que no estamos hablando de un crimen, es algo muy normal, y hay muchos factores que alteran nuestro cuero cabelludo de forma puntual o de forma crónica (aunque las cronicidades son un poco relativas dependiendo de qué casos)
Empecemos por mí, ya que estamos.
A mediados de verano empecé a notar que me picaba mucho la cabeza, y me notaba el cuero cabelludo más seco de lo habitual. Ya tuve hace años un problema de dermatitis que se solucionó, y desde entonces no había vuelto a sufrir ninguna inconveniencia.
Al principio no le dí importancia, pero cuando se me caían escamas de piel seca -piel, no caspa, piel-, y empecé a notar una caída de cabello más grande de lo habitual, me preocupé. Inmediatamente retiré toda la rutina capilar, los fijadores, y demás, y me quedé sólo con un champú suave para poder lavarme con algo, y observar qué podía ser lo que me estaba perjudicando. Al final detecté que era una mascarilla cuyo nombre no recuerdo (sé que era de Pantene y en formato tubo de color hueso con algo amarillo) Como no me fiaba tampoco de los fijadores, porque muchos de ellos suelen tener alcohol, estuve varias semanas sin usarlos tampoco. Aún así los picores no cesaban. El daño ya estaba hecho y había que recuperar un cuero cabelludo irritado.
Me llegó un correo de novedades de The Body Shop sobre su nuevo Serum para el Cuero Cabelludo de Jengibre, hablando de propiedades anti-picores, y allá que me fui a la tienda, y me traje una rutina capilar completa.
En principio, el jengibre se utiliza para tratar la caspa, pero también es un gran equilibrante del cuero cabelludo, reequilibra la sequedad, e incluso favorece el crecimiento capilar.
Llegué a la tienda y le expuse mi caso a la dependienta, quien me atendió estupendamente y me asesoró en todo momento. Mi situación en ese momento era que, pese a que no suelo tener caspa, me picaba el cuero cabelludo recién lavado incluso, que se me estaba descamando, se me caía el pelo más de lo normal, y encima lo encontraba muy seco cuando mi pelo jamás ha sido seco.
Estuvimos hablando un rato y llegamos a la conclusión de que necesitaba reequilibrar el cuero cabelludo, y lo mejor era el Champú de Jengibre (60 ml/ 3€ - 200 ml/ 7€ - 400 ml/ 10€)
Tiene acción anticaspa, evita el resecamiento del cuero cabelludo, y es apto para piel sensible.
En su composición encontramos piroctone olamine, un compuesto que suele utilizarse en infecciones fúngicas. Sustituye al compuesto de piritiona de zinc, que solemos identificar más habitualmente en este tipo de tratamientos. En nuestro cuero cabelludo viven bacterias y hongos en equilibrio, pero cuando ese pacto se va al traste, los hongos se extienden y la lían. Y pica, y se reseca la piel, y te monta el lío. Esto sucede en todas las cabezas, no es algo relacionado con la suciedad ni la enfermedad, tranquilas.
A mí me daba mucho miedo que me resecara aún más al ser anticaspa, pero la dependienta (perdóname, no recuerdo tu nombre) me insistió en que me lo llevara sin miedo porque eso no iba a suceder.
Este champú contiene jengibre de Sri Lanka, corteza de abedul, extracto de sauce blanco (la aspirina natural), y miel de Comercio con Comunidades para eliminar las partículas de caspa y descamaciones, equilibrar el cuero cabelludo, y calmar la piel.
Yo ya había utilizado champús con jengibre en otras ocasiones, pero no tan específicos, y la verdad es que me está gustando mucho. Te deja el pelo limpio, brillante, vivo, fuerte, y si tienes el pelo graso te dura limpio más tiempo.
Como complemento al champú, y para devolver la suavidad a mi pelo que se estaba volviendo pajizo, opté por el Acondicionador de Manteca de Karité (250 ml/ 7€) Podría haber completado la rutina con el de jengibre, pero necesitaba algo más enfocado a devolver la reparación a mi pelo, en este caso.
Es un acondicionador bastante espesito, y cuesta obtenerlo del envase como tal, así que le coloqué un dispensador que tenía guardado de una loción corporal de la marca, y tan feliz. Si sois usuarias habituales de alguna firma, estos trucos vienen muy bien.
Este acondicionador se enfoca en nutrir y reparar el cabello seco y dañado, y ayuda a desenredarlo (en mi caso, lo de los enredos no es problema) Evita el encrespamiento y el pelo se va haciendo menos quebradizo con el uso continuado. Contiene manteca de karité de Comercio con Comunidades de Ghana.
Te deja el cabello ultra suave, manejable, brillante, y con un olor tan rico, entre flores, frutos secos, y algo dulce, que te dan ganas de bañarte en él. Es todo un descubrimiento. Está incluso recomendado para cabellos rizados, que suelen acusar más la sequedad, y hay mascarilla capilar de esta línea por si queréis algo más intensivo.
A mí me ha encantado y se queda como fichaje de la temporada.
Finalmente, llegamos a la novedad, el Serum de Cuero Cabelludo de Jengibre (50 ml/ 13€)
Se trata de una mezcla espesa de aceites que se presenta en una botellita de cristal oscuro que los protege, y con una pipeta dispensadora que no funciona demasiado bien. Esto, al final, no es problema, luego veréis por qué.
Nutre el cuero cabelludo intensamente, reequilibra esta piel regulando el exceso de aceites y sebo natural, calma el cuero cabelludo seco y escamado entre lavados, y tiene una fórmula no aceitosa y de rápida absorción. Es muy cuirosa, probadlo en la tienda si podéis.
Está enriquecido con aceite esencial de jengibre de Sri Lanka, sauce blanco, y extractos de corteza de abedul
La idea es utilizarlo cuando nos acabamos de lavar el pelo y secado un poco con una toalla. Hacemos particiones, como cuando nos vamos a teñir o a hacer una trenza, aplicamos una gota del serum, y masajeamos. A esto hay que pillarle el punto para no pasarnos ni quedarnos cortas, y os cuento cómo me va mejor a mí.
Yo echo unas 3-4 gotas, como mucho, en una tapa o superficie. De ahí, separo el pelo de una zona, con un dedito tomo el producto y lo coloco en el cuero cabelludo, directamente, que es donde tiene que ir. Así, por las 3-4 zonas que son donde más picores noto. Según aplico esas gotas, masajeo un poco, y al terminar con todas, masajeo un minuto el cuero cabelludo completo, para extenderlo y repartirlo bien, con alegría, pero sin rascar para no levantar la piel, y lo dejo secar al aire. Podéis usar secador, claro, pero yo los días de calor lo evito.
El pelo no va a quedar graso si no te pasas con el aceite. Ese es el tema, que es muy denso y engaña, y con 3 gotas parece que no, pero tienes de sobra para toda la cabeza (salvo que tu cabeza sea más grande de lo habitual, que ahí ya no sé decirte) Lo único que puede suceder es que te tengas que lavar el pelo un día antes de lo previsto, y tampoco creo que sea tanto problema.
Yo, en apenas 3 semanas de estar utilizando esta rutina, he notado el pelo más fuerte, más brillante, menos quebradizo, muchísimo menos seco, y la cabeza ha dejado de picarme. Tengo días en los que sí que noto alguna molestia aún, pero es normal porque las dermatitis se activan con el estrés, y si estás más tensa, allá que va; pero, en general, puedo decir que lo tengo ya encarrilado, y que espero deshacerme de las molestias muy pronto.
He vuelto a usar algún fijador, aunque procuro no tocar el cuero cabelludo, y he descartado los que me han producido alguna molestia, al menos, de momento. Todo es ensayo-error.
Me ha parecido un descubrimiento, y si esta experiencia puede ayudar a alguien que esté pasando por lo mismo y no sabe ni por dónde empezar, aquí lo tiene. Obviamente, cada piel es un mundo, así que consultad vuestro caso con la persona que esté en la tienda, que ellas conocen muy bien los productos, normalmente.
¿Conocíais estos productos?¿Habéis probado capilares de The Body Shop?¿Habéis tenido algún problema en el cuero cabelludo, potingueras?